Hacia el año 300 antes de Cristo, existió un artista, dedicado al dulce arte de la pintura que tenía el nombre de Apeles.Tenía el buen pintor, la sana costumbre de llevar cada cuadro que pintaba a la plaza pública para, de este modo, poder pulsar el gusto de la gente sencilla que por alli pasaba.
El cuadro que lucía aquel día Apeles era la representación de un miembro de la realeza griega. Acertó a pasar por allí un zapatero que viendo el cuadro y no estando de acuerdo con el modo en que Apeles había pintado los zapatos, indicó al pintor sobre el modo en que estos debían ser plasmados para acercarse a la realidad.
Apeles se llevó el cuadro a su estudio no sin antes convenir con el zapatero en volver en unos día para revisar si estaban o no correctamente pintados los zapatos.
Unos día después el cuadro estaba listo y Apeles llevó el mismo a la plaza pública en presencia del zapatero. Y esta vez sí. El zapatero convino en que ahora los zapatos estaban perfectamente plasmados en el cuadro.
Mas viendo que tan buen pintor hacía caso de sus indicaciones, se atrevió a criticar algunos otros aspectos del cuadro, por lo que Apeles le lanzó la frase que ha pasado a la Historia: "zapatero a tus zapatos", que es la que todos empleamos cuando alguien se mete en donde no le llaman.
Dedicado a mi buen amigo Manolo Olmedo, que me sacó del error de atribuir esta frase a quien no era su legítimo dueño.
El cuadro que lucía aquel día Apeles era la representación de un miembro de la realeza griega. Acertó a pasar por allí un zapatero que viendo el cuadro y no estando de acuerdo con el modo en que Apeles había pintado los zapatos, indicó al pintor sobre el modo en que estos debían ser plasmados para acercarse a la realidad.
Apeles se llevó el cuadro a su estudio no sin antes convenir con el zapatero en volver en unos día para revisar si estaban o no correctamente pintados los zapatos.
Unos día después el cuadro estaba listo y Apeles llevó el mismo a la plaza pública en presencia del zapatero. Y esta vez sí. El zapatero convino en que ahora los zapatos estaban perfectamente plasmados en el cuadro.
Mas viendo que tan buen pintor hacía caso de sus indicaciones, se atrevió a criticar algunos otros aspectos del cuadro, por lo que Apeles le lanzó la frase que ha pasado a la Historia: "zapatero a tus zapatos", que es la que todos empleamos cuando alguien se mete en donde no le llaman.
Dedicado a mi buen amigo Manolo Olmedo, que me sacó del error de atribuir esta frase a quien no era su legítimo dueño.
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