"El heroe es, una de las mil caras de Dios" (Joseph Campbell)
Allá mas o menos por el año 980 de nuestra era, Castilla, que aún estaba integrada dentro del Reino de León, designó a dos nobles para que ejercieran el oficio de árbitros y así juzgar cuantos pleitos hubiera entre los subditos, sin necesidad de acudir a la Corte de León.
Los dos nobles designados fueron Nuño Nuñez Rasura y Laín Calvo, dándose la circunstancia de ser además los ascendientes de los dos mas grandes heroes castellanos, Fernán González por el primero, y El Cid Campeador por parte de Laín Calvo.
Efectivamente, nos cuenta la historia que Laín Calvo, abuelo del Cid, se trasladó a Vivar, una pequeña aldea a apenas 7 kilometros de Burgos y construyó una casa tapia, que aún se conserva, donde vivió. Esa casa fue habitada por Diego Lainez, padre del Cid y hacía el año 1043 en ella nació Rodrigo Díaz, El Cid Campeador.
De El Cid, como de todos los grandes heroes, existen muchos testimonios y tambien muchas curiosidades. Se llamaba Rodrigo en honor a la familia de su madre, de la que se desconoce el nombre, pero se sabe que era hija de Rodrigo Alvarez, una familia con un cierto relieve social, razón por la que se saltaron la norma de ponerle como nombre el del primer hijo del abuelo paterno, es decir, Diego, para ponerle el nombre de su abuelo materno, es decir Rodrigo.
Todo esto es importante, porque asi, de esta forma, podemos decir sin error a engaños que Rodrigo pertenecía a una alta clase social. Ante todo Rodrigo era un Caballero y por eso fue a la vez que un guerrero un hombre instruido, letrado y dotado de un cierto aire de sofisticación que unido a sus grandes hazañas, hicieron de él un personaje heróico mucho antes incluso de terminar su vida.
Para estudiar bien al Cid hemos de socabar sobre todos los documentos y escritos que sobre él tratan.
En el año 1093, un clérigo publico el Carmen Campidoctoris o traducido "Canto del Campeador", que cuenta las luchas del Cid con el Conde de Barcelona.
En el 1.109, un musulman llamado Ben Bassan de Portugal, escribió la biografía de Ben Tahir, rey de Murcia y describe la conquista de Valencia a manos del Cid.
En el 1.110, otro musulman llamado Ben Alcama, escribió un relato de la conquista de Valencia.
También en el 1.110, es escrita la Historia Roderici, que es en realidad una biografía de El Cid.
Menos histórico, pero mas poetico es el Cantar del Mio Cid, una de las primeras obras en castellano medieval, de autoría anónima para algunos, mientras que para otros parece ser de Per Abbat, aunque muy probablemente, éste tan sólo fuera su copista, que narra la gesta heóica de El Cid, y que como todo escrito de ensalzamiento no constituye en sí, un documento histórico, aunque sí lo es, un explendido documento literario.
No hay modo de sustraerse a la historia sin apelar a estos textos y a los estudios que Menéndez Pidal hizo sobre su figura. No obstante, hemos de entender la figura de Rodrigo, como la de un hombre de su epoca, valiente, genial y genuinamente único.
Esta es la historia de Rodrigo Díaz, narrada en forma de noticias, a modo telegráfico.
Una vez transcurrida su niñez en Vivar, se traslada en su juventud, a la Corte del rey Fernando I, donde es educado, espiritualmente, mentalmente y en el oficio de las armas.
Fué educado y criado junto al rey Sancho I y fue precisamente éste quien armó caballero al Cid.
La primera batalla donde intervino Rodrigo fue en 1063, donde en compañía del aún infante Sancho, acude en la defensa de Moctadir, tributario de Castilla, batiendose contra las tropas del rey aragonés Ramiro I, que resultó muerto en la refriega.
El año 1065 es muy importante para él, ya que, a la muerte el día 27 de diciembre del rey Fernando I, Sancho es nombrado rey de Castilla y Rodrigo pasa a ser el jefe de su ejercito.
En el año 1067, las tropas castellanas, capitaneadas por Rodrigo, hacen una incursión en tierras navarras. El rey de Navarra reacciona y ordena a el caballero Navarro Jimeno Garcés, medir sus fuerzas con las de Rodrigo, el resultado es desastroso para el navarro, mientras que la victoria otorga a Rodrigo el sobrenombre que le acompañará durante toda su vida, El Campeador.
Ese mismo año, Medinaceli se niega a pagar tributo a Castilla, lo que origina una nueva intervención de Rodrigo, originandose la llamada Guerra de los Tres Sanchos, donde nuevamente se enfrentan Rodrigo Diaz y Navarro Jimeno, resultado, nueva derrota de Navarro y Rodrigo es nombrado Alferez del rey.
Sin embargo, los hijos del difunto rey Fernando I, Sancho y Alfonso, se disputan las tierras heredadas de su padre. La intervención de Rodrigo es fundamental, ganando la batalla de Galopereja para su señor en el año 1072, lo que condujo a que Sancho fuera nombrado el 12 de enero de ese mismo año, rey de León y de Galicia.
La Historia Roderici cuenta que entonces solo quedaba por tomar Zamora. A su conquista acudieron Sancho y Rodrigo, traicinado el rey es asesinado por Belindo Delfos el 7 de octubre de 1072
A partir de aqui, existe una controversia. Por una parte, el cantar del mio Cid cuenta que Rodrigo hace jurar a Alfonso que nada tenía que ver con la muerte de su hermano. Sin embargo, la Historia Roderici, afirma que el rey Alfonso recibió al Cid, "con todo el honor como vasallo, y lo conservó a su lado con todo su amor y respeto"
Todo hace pensar en que la verdadera historia es la contada por la Historia Roderici, ya que Rodrigo llegó a tener una alta posición en la Corte de Alfonso VI, ya que, en esta Corte se desposó con Jimena Díaz, perteneciente a la mas alta nobleza del reino. Fue el día 19 de julio de 1074. Jimena era biznieta del rey de León Afonso V, sobrina de Alfonso VI e hija del Conde de Asturias.
Según la Carta de Arras con la que El Cid dotó a Jimena y que se conserva en el Archivo de la Catedral de Burgos, éste hizo entrega a su esposa de la posesión de 39 villas, lo que hace idea de Rodrigo, como uno de los nobles mas ricos de Castilla.
Después de casado se traslada a Asturias donde, por mandato real, ejerce como juez en varios procesos, destacando de entre ellos el litigio entre el Obispo de Oviedo y el Conde Vela Ovéquiez y su hermano Veremundo, sobre la propiedad del Monasterio de San Salvador de Tol, donde el Cid otorga la razón al Obispo, citando como razón para ello al "Libro Jurídico en Titulo por las Leyes Góticas", lo que demuestra que Rodrigo no solo era un formidable guerrero sino también un instruido hombre de leyes.
De vuelta a Castilla, el 28 de julio de 1075, Rodrigo recibe del rey Alfonso VI, el señorío de Vivar y todas sus villas, lo que en la práctica otorga a El Cid, de autoridad pública.
En este mismo año de 1075 nacen además sus dos hijas, un año después su hijo.
A principio de 1080 el rey le ordena encaminarse hacía el sur para cobrar las parias de los reyes de Córdoba y Sevilla. El rey de Sevilla, Motamid, se encontraba guerreando con el de Granada, Al Mudaffar. Al lado de este último se hallaban los caballeros, García Ordoñez, Fortún y Lope Sanchez, Diego Pérez y el yerno del rey de Pamplona García.
A su llegada a Sevilla, Motamid, le informa de la situación. Inmediatamente Rodrigo envia emisarios, rogando a Al Mudaffar y sus aliados que cesen en sus hostilidades. Éstos, haciendo caso omiso a sus ruegos, saquean Sevilla y ponen sitio al Castillo de Cabra.
El Cid, monta en colera y ataca las fuerzas de Al Mudaffar, derrotandolas y haciendo prisioneros a García, Lope Sanchez y Diego Péez, dirigiendose nuevamente a Castilla con las parias y regalos para el rey Alfonso.
Lo que no sabía Rodrigo es que estas luchas entre los reinos de Taifas estaban instigadas por el propio rey Alfonso, lo que le granjeó la enemistad eterna con el Conde García Ordoñez a quien llevaba como prisionero.
En el año 1081, el rey Alfonso sitiaba Toledo en ayuda de Alcadir, mientras tanto, Rodrigo se encontraba gravemente enfermo. Cuando se recuperó de su enfermedad, conoció la noticia de que los musulmanes habían tomado la ciudad de Gormaz. Rodrigo sin dudarlo un minuto, recuperó la ciudad y ocupando gran parte del reino de Toledo obtuvo mas de ocho mil prisioneros.
Parece ser que con esta hazaña Rodrigo puso en riesgo la vida del rey Alfonso, ya que éste se encontraba en campaña tambien en tierras toledanas.
Por lo que el rey, azuzado por la envidia de García Ordoñez, tomo la triste decisión de desterrar a Rodrigo.
El Cid parte desde Castilla a Barcelona y ofrece sus servicios a los Condes Ramón II y Berenguer II, pero no llega a ningún acuerdo con ellos, por lo que vuelve sobre sus pisadas y se dirige a Zaragoza, donde es acogido por Moctadir, su rey, con los brazos abiertos.
Pero recién llegado El Cid a Zaragoza, muere Moctadir, con lo que el reino se divide en dos partes, una para cada uno de sus hijos. Mutamín hereda Zaragoza mientras que su hermano Alfagit hereda Denia y Tortosa.
Ambos hermanos se disputan la hegemonia absoluta, por lo que lelgan a enfrentarse. En la lid, el Cid toma partido por Mutamín, por lo que su hermano pide ayuda al rey de Aragón, Sancho Ramirez. Mientras tanto El Cid arrasa y toma Monzón.
El Cid llega hasta Almenar, muy cerca de Lérida, entonces Alfagit amplia la lista de aliados. Se le unen el Conde de Barcelona y el Conde de Cerdeña.
La batalla es inapelable y la victoria del Cid implacable. El Cid derrota a un poderoso ejercito y toma preso al Conde de Barcelona a quien envia a manos de Mutadir en Zaragoza, donde éste le pone a los pocos días en libertad. Esta batalla dió un gran prestigio militar a Rodrigo.
Sin embargo los hechos se torcieron aún más. A finales de 1082, el Conde de Rueda, que debía obediencia al rey de Zaragoza, solicita ayuda al rey Alfonso VI. En respuesta a su solicitud, el rey Alfonso envia a García Salvadorez y al infante Ramiro, hijo del rey de Navarra en su ayuda. El mismo rey posteriormente, acude allí para tomar posesión del castillo.
Sin embargo, Alfonso, perro viejo en esto de guerrear, no se fiaba del todo, por lo que envía a parte de sus tropas por delante, que fruto de la traición son masacradas.
El Cid se entera de la traición y corre presto en ayuda de su rey que en agradecimiento le perdona y ordena que regrese con él a Castilla. Sin embargo, no llegan a un acuerdo sobre su nueva incorporación a la nobleza castellana, por lo que a mitad de camino, El Cid regresa a Zaragoza.
Ya en Zaragoza, Mutamín le ordena saquear Aragón. Así lo hace sin apenas oposición de su rey Sancho. Después Mutamín le ordena destruir el castillo de Morella en poder de Alfagit. El castillo es destruido aunque Rodrigo construye otro en su lugar al que llama Alolala.
Estas dos campañas, desembocan en la alianza del rey Sancho de Aragón con Alfagit. Con un gran ejercito, cercan al Cid a quien conminan a retirarse, pero éste se niega, por lo que se produce la batalla. La contienda es desastrosa para los de la alianza lo que permite que El Cid sea recibido en Zaragoza con todos los honores.
Posteriormente muere Mutamín a quien le sucede su hijo Mostain II, amigo de Rodrigo y con quien Rodrigo muestra el mismo respeto que para su fallecido padre.
En las tierras de Mostain reina la paz. El Cid conoce que Toledo se rinde al rey de Castilla, por lo que Alfonso toma posesión del reino. Es 25 de mayo de 1085.
La perdida de Toledo provoca la alarma generalizada entre los reyes árabes, por lo que los reyes de Sevilla, Badajoz y Granada piden ayuda al emir africano Ben Yusuf y sus Almorávides.
El 30 de junio de 1086, sus tropas cruzan el estrecho donde les espera Alfonso, la batalla termina con la derrota de los castellanos donde el rey resulta gravemente herido.
Nuevamente el rey llama al Cid en su socorro y cuando éste acude presto en su ayuda, los ejercitos de Yusuf se retiran y cruzan el estrecho.
El rey Alfonso no cabe en si, en su agradecimiento a Rodrigo, por lo que en muestra de afecto le hace entrega de los castillos de Dueñas, Ibia, Campoo, Gormaz, Briviesca, Langa e Iguña. Además le entrega un documento donde le concede a él y a sus herederos el dominio sobre las tierras que conquiste a los musulmanes. Esto satisface de tal modo a Rodrigo que decide volver a Castilla junto a su rey.
En 1088, el rey moro de Denia, Tortosa y Lérida sitia Valencia. Para ello es ayudado por el Conde de Barcelona. El rey de Valencia, Alcadir, solicita ayuda al rey Alfonso que decide enviar a El Cid en su socorro.
El Cid unió su ejercito con el del rey Mostain de Zaragoza que nada mas llegar a Valencia provoca que los ejercitos catalanes y del rey moro de Denia huyan despavoridos. Entonces, el rey de Zaragoza, Mostain, quiso tomar para si Valencia. El Cid, se lo impidió, aduciendo que Valencia era de Alcadir y que a partir de ahora lo sería gracias a su señor Alfonso VI. Es entonces cuando el zaragozano envia a El Cid a conquistar el castillo de Jérica, en poder del rey de Denia.
Aprovecha entonces Motair, para romper con el Cid y aliarse con el Conde de Barcelona, Ramón Berenguer, y juntos parten a la conquista de Valencia.
Enterado El Cid vuelve a Castilla, reune a 7.000 hombres y parte hacia Valencia, lo que provoca la retirada sin luchar de moros y catalanes, por lo que Rodrigo toma Valencia, Sagunto y Alpuente.
Mientras tanto, en el castillo de Aledo se instala el ejercito de García Jiménez quien desde allí realiza continuas incursiones en el reino de Sevilla. Esto provoca que Moctadir, rey de Sevilla vuelva a pedir ayuda a Ben Yussuf que vuelve a cruzar el estrecho y desembarca en junio de 1089. A su ejercito se unen los de Sevilla, Granada, Málaga, Almería y Murcia y todos juntos parten en busqueda del castillo de García Jiménez. Ante esto, el rey Alfonso VI pide ayuda a El Cid y juntos se dirigen en socorro de García Jimenez.
Pero todo se vuelve a torcer.
Primero, El Cid traslada su campamento desde Requena a Játiva, de ese modo se acerca al camino que le han dicho seguirá Alfonso VI. Allí recibe un mensaje donde le dicen que el rey se encuentra en Toledo. Por ello El Cid se traslada a Onteniente a esperar al rey. Alfonso espera ahora a El Cid en Villena. El Cid se traslada entonces a Felín y desde allí, envia exploradores a Villena y Chinchilla, enterandose entonces de que el rey ya ha pasado el camino rumbo a Aledo. Entonces El Cid se apresura a alcanzar a su rey, adelantandose hasta Molina de Segura, pero cuando llega allí, el rey ya había llegado a Aledo y levantado el asedio. El rey monta en cólera y acusa a El Cid de traidor, por no haber ido a su encuentro. Ordena la confiscación de todos sus bienes y que encierren a su mujer y a sus hijos en prisión.
El Cid ofendido conmina a Alfonso a retractarse. El rey decide entonces su destierro y deja que en éste, El Cid sea acompañado por su familia. Esto obliga a Rodrigo a tomar un señorío para sí y para los suyos.
Inmediatamente El Cid emprende acciones contra el rey moro de Denia, a quien derrota repetidas veces hasta que éste firma la paz con Rodrigo y se refugia en Sagunto. Asustado, mientras tanto, el rey Alcadir de Valencia desea a toda costa la amistad de El Cid, por lo que le agasaja con toda clase de presentes y regalos.
El Cid se instala en Burriana donde conoce la noticia de que nuevamente Alfagit, rey de Denia y el Conde de Barcelona se han aliado en su contra.
El Cid se dirige a Morella en cuya plaza se hace fuerte. Mientras tanto, el Conde de Barcelona intenta que Alfonso VI y Mustain de zaragoza se alien con él en contra de El Cid. Ninguno de los dos acepta aliarse con el catalán.
Los dos ejercitos se enfrentaron por fin en una durisima batalla. El resultado fue victorioso para Rodrigo y los suyos, obteniendo mas de 5.000 prisioneros, entre ellos el propio Conde de Barcelona. Sin embargo Rodrigo cayó gravisimamente herido.
El Conde de Barcelona fue liberado a cambio del pago de 80.000 monedas de oro.
El Cid se retira entonces a Daroca para restablecerse de sus heridas. Firma un acuerdo de paz con el Conde de Barcelona y con el rey moro de Zaragoza. A partir de aquí, El Cid toma un protectorado que abarca desde Tortosa hasta Orihuela obteniendo rentas por valor de 104.000 dinares anuales.
El Cid era cada día mas fuerte en tierras de levante.
Mientras, Ben Yussuf que había tomado Sevilla, Málaga, y Granada se dirigía con paso firme al encuentro de El Cid. Rodrigo, gran estratega, se desplaza hasta el castillo de Peña Cadiella, al sur de Valencia y se prepara para su defensa.
A la vez, Mustamin de zaragoza, consigue firmar un tratado de paz con El Cid que obliga a su vez, por relaciones de amistad, que este sea refrendado además por el rey de Aragón, colocando sus tropas entre ambos ejercitos.
En 1092, el rey Alfonso VI decide intervenir en levante y solicita ayuda de el Conde de Barcelona y del rey de Aragón. Deciden atacar Tortosa al entender que esta población no corresponde al protectorado de El Cid.
Alfonso se dirige entonces hacia Valencia y allí exige a la ciudad cinco veces el tributo que ésta venia satisfaciendo a El Cid. De esta manera, el rey ataca directamente al señorio de Rodrigo.
Ahora El Cid, en aplicación de las leyes de vasallaje de la época, tiene pleno derecho para enfrentarse contra su antigüo señor. Sin embargo, antes de comenzar la campaña, El Cid advierte a su antigüo señor de su malestar y partiendo desde Zaragoza, ocupa Alberite y Logroño. Mientras, García Ordoñez que se encuentra en Alfaro, pide a Rodrigo, siete dias para enfrentarsele. Sin embargo, transcurridos estos días, no tienen valor para enfrentarsele y se retiran a Zaragoza.
Mientras tanto, el rey Alfonso reduce Valencia y solicita la intervención del Conde de Barcelona y del rey de Aragón. Pero éstos, que conocen sobradamente la potencia de los ejercitos de Rodrigo, no atienden la petición. Alfonso, viendo que nadie se atrevía a enfrentarse a El Cid, y temiendose lo peor, se apresura entonces a solicitar perdón a Rodrigo, restableciendole de todas sus posesiones y privilegios y reconociendo su culpa, rogándole vuelva con él nuevamente a Castilla.
El Cid, sin embargo, decide acudir en ayuda de su señorio y decide dirigirse hacia Valencia.
El Cid había dejado la ciudad en 1091, y lo había hecho en manos de Ben Alfaray, que ejercía como gobernador en compañía de un destacamento para su custodia. Sin embargo, el asedio al que sometió la ciudad el rey Alfonso, hizo que esta solicitara ayuda al general Ben Yahyah, del reino de Murcia, que toma la ciudad y asesina a su rey Alcadir.
El Cid, derrota a los almorávides en Yubella, cuando estos se dirigían hacia Zaragoza, y se encamina hacia Valencia asolando cuanto enemigo le salía a su encuentro. Ante el cariz de los acontecimientos, el mismo Ben Yussuf amenaza al Cid y lo desafía en batalla.
El Cid da un mes a la ciudad para recibir ayuda de las tropas Almorávides, mientras ataca y libera Albarracín donde recibe una lanzada en el cuello que no le mata.
Las tropas que Ben Yussuf envia a Valencia no se atreven a atacar a las de El Cid, por lo que Rodrigo impuso 20 meses de asedio a la ciudad. Al final, en agosto de 1093, Valencia se rinde a El Cid sin condiciones.
El Cid sabe muy bien, que la toma de Valencia ha irritado profundamente a Ben Yussuf. Es entonces cuando demuestra ser un enorme estratega. Sabe que tiene que defender la ciudad y para ello se prepara. Ordena que la guardia de las torres sea realizada por mozárabes, ordena tapiar las ventanas y aberturas de las torres que dan al interior de la ciudad, reconoce a Ben Yahyaf como cadí, devuelve sus posesiones a los nobles moros de la comarca y fija sus tributos en el diezmo, los lunes y los jueves, es el propio Rodrigo quien actua como juez y visir de los asuntos de gobierno, los soldados cristianos no pueden entrar a comprar ni a vender dentro de la ciudad y El Cid no vivirá ni en el Alcazar ni en la ciudad.
Con esto, los reyes musulmanes piden ayuda a Ben Yussuf, lo que da pie a El Cid a expulsarlos de Valencia y les requisa todos los elementos de hierro.
El 13 de noviembre de 1094, desembarca un inmenso ejercito proveniente de Africa que se une de inmediato a las tropas de los reyes moros andaluces. Se dirigen a Valencia y acampan a las afueras de la ciudad.
El Cid pide ayuda a Alfonso VI y a Pedro I de Aragón. Pero es un susterfugio, no tiene ninguna intención de esperar la ayuda.
Rodrigo demuestra entonces que es el mejor estratega de la época, único en el arte de batallar. Primero, hace que la mitad de sus tropas abandonen sigilosamente Valencia y las situa detrás del ejercito moro. Segundo, hace que la otra mitad salga a su encuentro, Tercero, espera tranquilamente el ataque del ejercito moro, retrocede y se repliega hasta las puertas de Valencia, Cuarto, ordena que el ejercito que está acechando en retaguardia mora, ataque sin piedad el campamento moro que se encuentra desguarnecido, esto provoca que el ejercito moro crea que quienes les estan realmente atacando son los ejercitos de Pedro I y Alfonso VI, por lo que huyen despavoridos.
El Cid ahora se dedica a perseguir las huestes moras, conquistando los castillos de Serra y Olocau, donde recupera la mitad del tesoro de Alcadir.
Cuando el rey Alfonso llega en presencia de El Cid, todo había terminado. Aún así, Rodrigo da al rey parte del botín recuperado.
Pero quedaban cosas por resolver.
El Cid había hecho jurar a Ben Yahyaf, cuando le impuso como cadí, que no tendría nunca en su poder el tesoro de Alcadir. Rodrigo tenía que solucionar a toda costa sus problemas políticos y sobretodo esclarecer el asesinato de su amigo Alcadir.
Ordena encarcelar a Ben Yahyaf pese a la protesta de muchos musulmanes y asigna como nuevo cadí a Al Vacaxí, propuesto por la nobleza musulmana.
Se encuentran entonces en poder de Ben Yahyaf los tesoros que portaba Alcadir en el momento de ser asesinado. El nuevo cadí decreta la muerte de Ben Yahyaf a la manera musulmana, es decir, apedreados, sin embargo Rodrigo manda que sea quemado. Ei cambio de sentencia provocó grandes disturbios en la ciudad que el propio Cid y sus soldados se vieron obligados a controlar, siendo espulsados de la ciudad muchos moros rebeldes.
El Cid reafirma su señorio en Valencia pero tiene la grandeza de colocar por encima de él a su señor el rey Alfonso VI.
El Cid es ahora Capitán de Castilla, por lo que sus conquistas, pese a su autonomía, son además castellanas.
En el año 1096, en represalia por los disturbios moros de la ciudad, cristianiza la Mezquita.
El 4 de junio de 1094, mientras sitía Huesca, muere el rey de Aragón, Sancho Ramirez. Le sucede su hijo Pedro I que continua con su asedio firmando antes con El Cid su beneplacito. Mostain, rey de Zaragoza, se alía con García Ordoñez e intenta derrotar a Pedro I, pero sucumben ambos y el rey de Aragón, toma Huesca. Esto granjea una alianza entre Pedro y Rodrigo.
Por eso, cuando El Cid recibe noticias de una nueva invasión mora desde Africa, Rodrigo solicita la ayuda de Pedro I que junto con su hermano Alfonso. Juntos llegan hasta Peña Cadiella sin problemas, pero al llegar a Bairen, los moros se habían fortificado a un lado, mientras al otro estaba el mar plagado de barcos almorávides que les lanzan una lluvia de saetas.
Es el propio Cid, quien ante el desconcierto de sus tropas, se lanza contra su enemigo, esto anima a su ejercito que se unen ferozmente a el, derrotando a las tropas almorávides y consiguiendo un importante botín.
Nada mas llegar a Valencia, Pedro I recibe noticias de que el castillo de Montornés le había negado obediencia. El rey aragonés decide ir a castigarlo y El Cid parte junto a él, lo que originó una imperecedera amistad entre ambos guerreros.
El 15 de agosto de 1097 es una fecha trágica para El Cid. El rey Alfonso VI sufre una amarga derrota en Consuegra, fruto de la cual, muere su hijo Diego. El Cid llora la muerte de su hijo, cuando recibe noticias de que Alvar Fañez, capitán castellano, también es derrotado en Cuenca por las tropas del rey de Murcia, Ben Ayixa.
El Cid decide entonces regresar a Valencia, pero de camino, al pasar junto a Sagunto, decide sitiarla. Da un plazo a los moros de un mes para pedir ayuda. Éstos la solicitan a Alfonso VI, a Mostain, rey de Zaragoza, al rey de Albarracín y al Conde de Barcelona. Nadie acude en su ayuda. Tan sólo el Conde de Barcelona, Ramón III acampa cerca de Oropesa. El Cid hace correr la voz de que sus tropas van hacia allí y los catalanes huyen despavoridos, ganando la batalla. El Cid amplia el plazo para los moros y como nadie acude en su ayuda, toma la ciudad el día 24 de junio, expulsando a los moros rebeldes de la misma.
El Cid era ahora todopoderoso en Levante, por lo que decide nombrar un Obispo en Valencia, ya que desde el asesinato de Alcadir, la plaza no lo tenía. Para ello dota a la Iglesia de Santa María, antigüa Mezquita Principal y nombra Obispo a Don Jerónimo.
Nadie cuestiona ahora el señorio de El Cid sobre el Levante.
En ese instante, El Cid tiene ya mas de 50 años, es un anciano. Finalmente, aunque no se le reconocen enfermedades, muere el día 10 de julio de 1099.
Según las concesiones otorgadas por el rey Alfonso VI, todas las pertenencias de El Cid pasarían a sus herederos. Sin embargo, su único hijo, Diego, había muerto en batalla, lo que hace que su esposa Jimena gobierne Valencia.
Una de las hijas de El Cid, María, se casa con uno de los condes de Barcelona, Ramón Berenguer III, como clara alianza en defensa del reino.
Enterado Ben Yussuf de la muerte de Rodrigo, envia sus tropas comandadas por el general Mazdalí, a la conquita de Valencia. Sin embargo se encuentran con la feroz oposición de Jimena y sus tropas, que resisten el asedio moro durante siete meses, tiempo que tardan las tropas de Alfonso VI en llegar a la ciudad. Los moros huyen y se hacen fuertes en Cullera. El rey Alfonso VI decide entonces encontrar un caballero que ayude y proteja a Jimena del empuje de los moros. Pasado un mes y viendo Jimena que no había caballero capaz de ayudarla, decide abandonar el señorio y trasladar el cadaver de El Cid para enterrarlo en Cardeña.
Alfonso VI, siguiendo la tradición, incendia y destruye Valencia, momento en el que las tropas de Mazdalí deciden ocupar sus ruinas.
De las hijas del Cid nació García Ramirez, rey navarro. El nieto de El Cid, llamado García Ramirez, tuvo un hijo varon, Sancho IV, el sabio y una hija que se desposó con Sancho III de Castilla, de cuya unión nació Alfonso VIII. A éste le sucedió Enrique I que murió tempranamente al caer sobre él una teja del Papacio Episcopal de Palencia mientras jugaba con otros niños. Esto puso el reino en favor de Doña Berenguela, su hermana y por lo tanto tambien descendiente de El Cid, esposa de Alfonso IX de León, que renunció al trono en favor de su hijo Fernando III, El Santo a quien sucedería a su muerte Alfonso X El Sabio. Fallecido éste, hereda la corona Sancho IV casado con Maria de Molina que engendraron al rey Fernando IV, padre de Alfonso XI El Justiciero, sucedido por Pedro I El Cruel, quien fue apodado así por la nobleza, vilipendiada en favor de ls gentes del pueblo que sin embargo le llamaron El Justiciero. Una vez fallecido, le sucedió en el trono de Castilla, Enrique II, el primer Trástamara que asesinó a su hermano Pedro I tomando el poder. A éste le sucedió Juan I que murió al caerse del caballo en una demostración hípica. Sucedido por su hijo Enrique III El Doliente y primer Principe de Asturias fallecido en Toledo en 1406. A su muerte, le sucede Juan II y a la muerte de éste, toma el reinado de Castilla Enrique IV conocido vulgarmente como El Impotente. Nombró a su hermano Alfonso como legítimo heredero al trono, pero al morir éste, firma con su hermanastra Isable, el Tratado de los Toros de Guisando, según el cual la nombra heredera, dejando a su hija Juana, la Beltraneja, fuera de la sucesión. Sin embargo, al morir, juró que Juana era su hija legítima y la nombraba heredera, lo que provocó una guerra civil en Castilla. El día 1 de marzo de 1475 los partidarios de Isable derrotan a los de Juana en la famosa batalla de Toro quedando inmediatamente Isabel como reina de Castilla. Reino como Isabel I, tambien conocida como Isabel la Católica. Por sus venas corría la sangre de Mio Cid Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar.
Dedicado a Pelayo y Rodrigo sobrinos de Romeo, quien me animó a hacer este trabajo.
Los dos nobles designados fueron Nuño Nuñez Rasura y Laín Calvo, dándose la circunstancia de ser además los ascendientes de los dos mas grandes heroes castellanos, Fernán González por el primero, y El Cid Campeador por parte de Laín Calvo.
Efectivamente, nos cuenta la historia que Laín Calvo, abuelo del Cid, se trasladó a Vivar, una pequeña aldea a apenas 7 kilometros de Burgos y construyó una casa tapia, que aún se conserva, donde vivió. Esa casa fue habitada por Diego Lainez, padre del Cid y hacía el año 1043 en ella nació Rodrigo Díaz, El Cid Campeador.
De El Cid, como de todos los grandes heroes, existen muchos testimonios y tambien muchas curiosidades. Se llamaba Rodrigo en honor a la familia de su madre, de la que se desconoce el nombre, pero se sabe que era hija de Rodrigo Alvarez, una familia con un cierto relieve social, razón por la que se saltaron la norma de ponerle como nombre el del primer hijo del abuelo paterno, es decir, Diego, para ponerle el nombre de su abuelo materno, es decir Rodrigo.
Todo esto es importante, porque asi, de esta forma, podemos decir sin error a engaños que Rodrigo pertenecía a una alta clase social. Ante todo Rodrigo era un Caballero y por eso fue a la vez que un guerrero un hombre instruido, letrado y dotado de un cierto aire de sofisticación que unido a sus grandes hazañas, hicieron de él un personaje heróico mucho antes incluso de terminar su vida.
Para estudiar bien al Cid hemos de socabar sobre todos los documentos y escritos que sobre él tratan.
En el año 1093, un clérigo publico el Carmen Campidoctoris o traducido "Canto del Campeador", que cuenta las luchas del Cid con el Conde de Barcelona.
En el 1.109, un musulman llamado Ben Bassan de Portugal, escribió la biografía de Ben Tahir, rey de Murcia y describe la conquista de Valencia a manos del Cid.
En el 1.110, otro musulman llamado Ben Alcama, escribió un relato de la conquista de Valencia.
También en el 1.110, es escrita la Historia Roderici, que es en realidad una biografía de El Cid.
Menos histórico, pero mas poetico es el Cantar del Mio Cid, una de las primeras obras en castellano medieval, de autoría anónima para algunos, mientras que para otros parece ser de Per Abbat, aunque muy probablemente, éste tan sólo fuera su copista, que narra la gesta heóica de El Cid, y que como todo escrito de ensalzamiento no constituye en sí, un documento histórico, aunque sí lo es, un explendido documento literario.
No hay modo de sustraerse a la historia sin apelar a estos textos y a los estudios que Menéndez Pidal hizo sobre su figura. No obstante, hemos de entender la figura de Rodrigo, como la de un hombre de su epoca, valiente, genial y genuinamente único.
Esta es la historia de Rodrigo Díaz, narrada en forma de noticias, a modo telegráfico.
Una vez transcurrida su niñez en Vivar, se traslada en su juventud, a la Corte del rey Fernando I, donde es educado, espiritualmente, mentalmente y en el oficio de las armas.
Fué educado y criado junto al rey Sancho I y fue precisamente éste quien armó caballero al Cid.
La primera batalla donde intervino Rodrigo fue en 1063, donde en compañía del aún infante Sancho, acude en la defensa de Moctadir, tributario de Castilla, batiendose contra las tropas del rey aragonés Ramiro I, que resultó muerto en la refriega.
El año 1065 es muy importante para él, ya que, a la muerte el día 27 de diciembre del rey Fernando I, Sancho es nombrado rey de Castilla y Rodrigo pasa a ser el jefe de su ejercito.
En el año 1067, las tropas castellanas, capitaneadas por Rodrigo, hacen una incursión en tierras navarras. El rey de Navarra reacciona y ordena a el caballero Navarro Jimeno Garcés, medir sus fuerzas con las de Rodrigo, el resultado es desastroso para el navarro, mientras que la victoria otorga a Rodrigo el sobrenombre que le acompañará durante toda su vida, El Campeador.
Ese mismo año, Medinaceli se niega a pagar tributo a Castilla, lo que origina una nueva intervención de Rodrigo, originandose la llamada Guerra de los Tres Sanchos, donde nuevamente se enfrentan Rodrigo Diaz y Navarro Jimeno, resultado, nueva derrota de Navarro y Rodrigo es nombrado Alferez del rey.
Sin embargo, los hijos del difunto rey Fernando I, Sancho y Alfonso, se disputan las tierras heredadas de su padre. La intervención de Rodrigo es fundamental, ganando la batalla de Galopereja para su señor en el año 1072, lo que condujo a que Sancho fuera nombrado el 12 de enero de ese mismo año, rey de León y de Galicia.
La Historia Roderici cuenta que entonces solo quedaba por tomar Zamora. A su conquista acudieron Sancho y Rodrigo, traicinado el rey es asesinado por Belindo Delfos el 7 de octubre de 1072
A partir de aqui, existe una controversia. Por una parte, el cantar del mio Cid cuenta que Rodrigo hace jurar a Alfonso que nada tenía que ver con la muerte de su hermano. Sin embargo, la Historia Roderici, afirma que el rey Alfonso recibió al Cid, "con todo el honor como vasallo, y lo conservó a su lado con todo su amor y respeto"
Todo hace pensar en que la verdadera historia es la contada por la Historia Roderici, ya que Rodrigo llegó a tener una alta posición en la Corte de Alfonso VI, ya que, en esta Corte se desposó con Jimena Díaz, perteneciente a la mas alta nobleza del reino. Fue el día 19 de julio de 1074. Jimena era biznieta del rey de León Afonso V, sobrina de Alfonso VI e hija del Conde de Asturias.
Según la Carta de Arras con la que El Cid dotó a Jimena y que se conserva en el Archivo de la Catedral de Burgos, éste hizo entrega a su esposa de la posesión de 39 villas, lo que hace idea de Rodrigo, como uno de los nobles mas ricos de Castilla.
Después de casado se traslada a Asturias donde, por mandato real, ejerce como juez en varios procesos, destacando de entre ellos el litigio entre el Obispo de Oviedo y el Conde Vela Ovéquiez y su hermano Veremundo, sobre la propiedad del Monasterio de San Salvador de Tol, donde el Cid otorga la razón al Obispo, citando como razón para ello al "Libro Jurídico en Titulo por las Leyes Góticas", lo que demuestra que Rodrigo no solo era un formidable guerrero sino también un instruido hombre de leyes.
De vuelta a Castilla, el 28 de julio de 1075, Rodrigo recibe del rey Alfonso VI, el señorío de Vivar y todas sus villas, lo que en la práctica otorga a El Cid, de autoridad pública.
En este mismo año de 1075 nacen además sus dos hijas, un año después su hijo.
A principio de 1080 el rey le ordena encaminarse hacía el sur para cobrar las parias de los reyes de Córdoba y Sevilla. El rey de Sevilla, Motamid, se encontraba guerreando con el de Granada, Al Mudaffar. Al lado de este último se hallaban los caballeros, García Ordoñez, Fortún y Lope Sanchez, Diego Pérez y el yerno del rey de Pamplona García.
A su llegada a Sevilla, Motamid, le informa de la situación. Inmediatamente Rodrigo envia emisarios, rogando a Al Mudaffar y sus aliados que cesen en sus hostilidades. Éstos, haciendo caso omiso a sus ruegos, saquean Sevilla y ponen sitio al Castillo de Cabra.
El Cid, monta en colera y ataca las fuerzas de Al Mudaffar, derrotandolas y haciendo prisioneros a García, Lope Sanchez y Diego Péez, dirigiendose nuevamente a Castilla con las parias y regalos para el rey Alfonso.
Lo que no sabía Rodrigo es que estas luchas entre los reinos de Taifas estaban instigadas por el propio rey Alfonso, lo que le granjeó la enemistad eterna con el Conde García Ordoñez a quien llevaba como prisionero.
En el año 1081, el rey Alfonso sitiaba Toledo en ayuda de Alcadir, mientras tanto, Rodrigo se encontraba gravemente enfermo. Cuando se recuperó de su enfermedad, conoció la noticia de que los musulmanes habían tomado la ciudad de Gormaz. Rodrigo sin dudarlo un minuto, recuperó la ciudad y ocupando gran parte del reino de Toledo obtuvo mas de ocho mil prisioneros.
Parece ser que con esta hazaña Rodrigo puso en riesgo la vida del rey Alfonso, ya que éste se encontraba en campaña tambien en tierras toledanas.
Por lo que el rey, azuzado por la envidia de García Ordoñez, tomo la triste decisión de desterrar a Rodrigo.
El Cid parte desde Castilla a Barcelona y ofrece sus servicios a los Condes Ramón II y Berenguer II, pero no llega a ningún acuerdo con ellos, por lo que vuelve sobre sus pisadas y se dirige a Zaragoza, donde es acogido por Moctadir, su rey, con los brazos abiertos.
Pero recién llegado El Cid a Zaragoza, muere Moctadir, con lo que el reino se divide en dos partes, una para cada uno de sus hijos. Mutamín hereda Zaragoza mientras que su hermano Alfagit hereda Denia y Tortosa.
Ambos hermanos se disputan la hegemonia absoluta, por lo que lelgan a enfrentarse. En la lid, el Cid toma partido por Mutamín, por lo que su hermano pide ayuda al rey de Aragón, Sancho Ramirez. Mientras tanto El Cid arrasa y toma Monzón.
El Cid llega hasta Almenar, muy cerca de Lérida, entonces Alfagit amplia la lista de aliados. Se le unen el Conde de Barcelona y el Conde de Cerdeña.
La batalla es inapelable y la victoria del Cid implacable. El Cid derrota a un poderoso ejercito y toma preso al Conde de Barcelona a quien envia a manos de Mutadir en Zaragoza, donde éste le pone a los pocos días en libertad. Esta batalla dió un gran prestigio militar a Rodrigo.
Sin embargo los hechos se torcieron aún más. A finales de 1082, el Conde de Rueda, que debía obediencia al rey de Zaragoza, solicita ayuda al rey Alfonso VI. En respuesta a su solicitud, el rey Alfonso envia a García Salvadorez y al infante Ramiro, hijo del rey de Navarra en su ayuda. El mismo rey posteriormente, acude allí para tomar posesión del castillo.
Sin embargo, Alfonso, perro viejo en esto de guerrear, no se fiaba del todo, por lo que envía a parte de sus tropas por delante, que fruto de la traición son masacradas.
El Cid se entera de la traición y corre presto en ayuda de su rey que en agradecimiento le perdona y ordena que regrese con él a Castilla. Sin embargo, no llegan a un acuerdo sobre su nueva incorporación a la nobleza castellana, por lo que a mitad de camino, El Cid regresa a Zaragoza.
Ya en Zaragoza, Mutamín le ordena saquear Aragón. Así lo hace sin apenas oposición de su rey Sancho. Después Mutamín le ordena destruir el castillo de Morella en poder de Alfagit. El castillo es destruido aunque Rodrigo construye otro en su lugar al que llama Alolala.
Estas dos campañas, desembocan en la alianza del rey Sancho de Aragón con Alfagit. Con un gran ejercito, cercan al Cid a quien conminan a retirarse, pero éste se niega, por lo que se produce la batalla. La contienda es desastrosa para los de la alianza lo que permite que El Cid sea recibido en Zaragoza con todos los honores.
Posteriormente muere Mutamín a quien le sucede su hijo Mostain II, amigo de Rodrigo y con quien Rodrigo muestra el mismo respeto que para su fallecido padre.
En las tierras de Mostain reina la paz. El Cid conoce que Toledo se rinde al rey de Castilla, por lo que Alfonso toma posesión del reino. Es 25 de mayo de 1085.
La perdida de Toledo provoca la alarma generalizada entre los reyes árabes, por lo que los reyes de Sevilla, Badajoz y Granada piden ayuda al emir africano Ben Yusuf y sus Almorávides.
El 30 de junio de 1086, sus tropas cruzan el estrecho donde les espera Alfonso, la batalla termina con la derrota de los castellanos donde el rey resulta gravemente herido.
Nuevamente el rey llama al Cid en su socorro y cuando éste acude presto en su ayuda, los ejercitos de Yusuf se retiran y cruzan el estrecho.
El rey Alfonso no cabe en si, en su agradecimiento a Rodrigo, por lo que en muestra de afecto le hace entrega de los castillos de Dueñas, Ibia, Campoo, Gormaz, Briviesca, Langa e Iguña. Además le entrega un documento donde le concede a él y a sus herederos el dominio sobre las tierras que conquiste a los musulmanes. Esto satisface de tal modo a Rodrigo que decide volver a Castilla junto a su rey.
En 1088, el rey moro de Denia, Tortosa y Lérida sitia Valencia. Para ello es ayudado por el Conde de Barcelona. El rey de Valencia, Alcadir, solicita ayuda al rey Alfonso que decide enviar a El Cid en su socorro.
El Cid unió su ejercito con el del rey Mostain de Zaragoza que nada mas llegar a Valencia provoca que los ejercitos catalanes y del rey moro de Denia huyan despavoridos. Entonces, el rey de Zaragoza, Mostain, quiso tomar para si Valencia. El Cid, se lo impidió, aduciendo que Valencia era de Alcadir y que a partir de ahora lo sería gracias a su señor Alfonso VI. Es entonces cuando el zaragozano envia a El Cid a conquistar el castillo de Jérica, en poder del rey de Denia.
Aprovecha entonces Motair, para romper con el Cid y aliarse con el Conde de Barcelona, Ramón Berenguer, y juntos parten a la conquista de Valencia.
Enterado El Cid vuelve a Castilla, reune a 7.000 hombres y parte hacia Valencia, lo que provoca la retirada sin luchar de moros y catalanes, por lo que Rodrigo toma Valencia, Sagunto y Alpuente.
Mientras tanto, en el castillo de Aledo se instala el ejercito de García Jiménez quien desde allí realiza continuas incursiones en el reino de Sevilla. Esto provoca que Moctadir, rey de Sevilla vuelva a pedir ayuda a Ben Yussuf que vuelve a cruzar el estrecho y desembarca en junio de 1089. A su ejercito se unen los de Sevilla, Granada, Málaga, Almería y Murcia y todos juntos parten en busqueda del castillo de García Jiménez. Ante esto, el rey Alfonso VI pide ayuda a El Cid y juntos se dirigen en socorro de García Jimenez.
Pero todo se vuelve a torcer.
Primero, El Cid traslada su campamento desde Requena a Játiva, de ese modo se acerca al camino que le han dicho seguirá Alfonso VI. Allí recibe un mensaje donde le dicen que el rey se encuentra en Toledo. Por ello El Cid se traslada a Onteniente a esperar al rey. Alfonso espera ahora a El Cid en Villena. El Cid se traslada entonces a Felín y desde allí, envia exploradores a Villena y Chinchilla, enterandose entonces de que el rey ya ha pasado el camino rumbo a Aledo. Entonces El Cid se apresura a alcanzar a su rey, adelantandose hasta Molina de Segura, pero cuando llega allí, el rey ya había llegado a Aledo y levantado el asedio. El rey monta en cólera y acusa a El Cid de traidor, por no haber ido a su encuentro. Ordena la confiscación de todos sus bienes y que encierren a su mujer y a sus hijos en prisión.
El Cid ofendido conmina a Alfonso a retractarse. El rey decide entonces su destierro y deja que en éste, El Cid sea acompañado por su familia. Esto obliga a Rodrigo a tomar un señorío para sí y para los suyos.
Inmediatamente El Cid emprende acciones contra el rey moro de Denia, a quien derrota repetidas veces hasta que éste firma la paz con Rodrigo y se refugia en Sagunto. Asustado, mientras tanto, el rey Alcadir de Valencia desea a toda costa la amistad de El Cid, por lo que le agasaja con toda clase de presentes y regalos.
El Cid se instala en Burriana donde conoce la noticia de que nuevamente Alfagit, rey de Denia y el Conde de Barcelona se han aliado en su contra.
El Cid se dirige a Morella en cuya plaza se hace fuerte. Mientras tanto, el Conde de Barcelona intenta que Alfonso VI y Mustain de zaragoza se alien con él en contra de El Cid. Ninguno de los dos acepta aliarse con el catalán.
Los dos ejercitos se enfrentaron por fin en una durisima batalla. El resultado fue victorioso para Rodrigo y los suyos, obteniendo mas de 5.000 prisioneros, entre ellos el propio Conde de Barcelona. Sin embargo Rodrigo cayó gravisimamente herido.
El Conde de Barcelona fue liberado a cambio del pago de 80.000 monedas de oro.
El Cid se retira entonces a Daroca para restablecerse de sus heridas. Firma un acuerdo de paz con el Conde de Barcelona y con el rey moro de Zaragoza. A partir de aquí, El Cid toma un protectorado que abarca desde Tortosa hasta Orihuela obteniendo rentas por valor de 104.000 dinares anuales.
El Cid era cada día mas fuerte en tierras de levante.
Mientras, Ben Yussuf que había tomado Sevilla, Málaga, y Granada se dirigía con paso firme al encuentro de El Cid. Rodrigo, gran estratega, se desplaza hasta el castillo de Peña Cadiella, al sur de Valencia y se prepara para su defensa.
A la vez, Mustamin de zaragoza, consigue firmar un tratado de paz con El Cid que obliga a su vez, por relaciones de amistad, que este sea refrendado además por el rey de Aragón, colocando sus tropas entre ambos ejercitos.
En 1092, el rey Alfonso VI decide intervenir en levante y solicita ayuda de el Conde de Barcelona y del rey de Aragón. Deciden atacar Tortosa al entender que esta población no corresponde al protectorado de El Cid.
Alfonso se dirige entonces hacia Valencia y allí exige a la ciudad cinco veces el tributo que ésta venia satisfaciendo a El Cid. De esta manera, el rey ataca directamente al señorio de Rodrigo.
Ahora El Cid, en aplicación de las leyes de vasallaje de la época, tiene pleno derecho para enfrentarse contra su antigüo señor. Sin embargo, antes de comenzar la campaña, El Cid advierte a su antigüo señor de su malestar y partiendo desde Zaragoza, ocupa Alberite y Logroño. Mientras, García Ordoñez que se encuentra en Alfaro, pide a Rodrigo, siete dias para enfrentarsele. Sin embargo, transcurridos estos días, no tienen valor para enfrentarsele y se retiran a Zaragoza.
Mientras tanto, el rey Alfonso reduce Valencia y solicita la intervención del Conde de Barcelona y del rey de Aragón. Pero éstos, que conocen sobradamente la potencia de los ejercitos de Rodrigo, no atienden la petición. Alfonso, viendo que nadie se atrevía a enfrentarse a El Cid, y temiendose lo peor, se apresura entonces a solicitar perdón a Rodrigo, restableciendole de todas sus posesiones y privilegios y reconociendo su culpa, rogándole vuelva con él nuevamente a Castilla.
El Cid, sin embargo, decide acudir en ayuda de su señorio y decide dirigirse hacia Valencia.
El Cid había dejado la ciudad en 1091, y lo había hecho en manos de Ben Alfaray, que ejercía como gobernador en compañía de un destacamento para su custodia. Sin embargo, el asedio al que sometió la ciudad el rey Alfonso, hizo que esta solicitara ayuda al general Ben Yahyah, del reino de Murcia, que toma la ciudad y asesina a su rey Alcadir.
El Cid, derrota a los almorávides en Yubella, cuando estos se dirigían hacia Zaragoza, y se encamina hacia Valencia asolando cuanto enemigo le salía a su encuentro. Ante el cariz de los acontecimientos, el mismo Ben Yussuf amenaza al Cid y lo desafía en batalla.
El Cid da un mes a la ciudad para recibir ayuda de las tropas Almorávides, mientras ataca y libera Albarracín donde recibe una lanzada en el cuello que no le mata.
Las tropas que Ben Yussuf envia a Valencia no se atreven a atacar a las de El Cid, por lo que Rodrigo impuso 20 meses de asedio a la ciudad. Al final, en agosto de 1093, Valencia se rinde a El Cid sin condiciones.
El Cid sabe muy bien, que la toma de Valencia ha irritado profundamente a Ben Yussuf. Es entonces cuando demuestra ser un enorme estratega. Sabe que tiene que defender la ciudad y para ello se prepara. Ordena que la guardia de las torres sea realizada por mozárabes, ordena tapiar las ventanas y aberturas de las torres que dan al interior de la ciudad, reconoce a Ben Yahyaf como cadí, devuelve sus posesiones a los nobles moros de la comarca y fija sus tributos en el diezmo, los lunes y los jueves, es el propio Rodrigo quien actua como juez y visir de los asuntos de gobierno, los soldados cristianos no pueden entrar a comprar ni a vender dentro de la ciudad y El Cid no vivirá ni en el Alcazar ni en la ciudad.
Con esto, los reyes musulmanes piden ayuda a Ben Yussuf, lo que da pie a El Cid a expulsarlos de Valencia y les requisa todos los elementos de hierro.
El 13 de noviembre de 1094, desembarca un inmenso ejercito proveniente de Africa que se une de inmediato a las tropas de los reyes moros andaluces. Se dirigen a Valencia y acampan a las afueras de la ciudad.
El Cid pide ayuda a Alfonso VI y a Pedro I de Aragón. Pero es un susterfugio, no tiene ninguna intención de esperar la ayuda.
Rodrigo demuestra entonces que es el mejor estratega de la época, único en el arte de batallar. Primero, hace que la mitad de sus tropas abandonen sigilosamente Valencia y las situa detrás del ejercito moro. Segundo, hace que la otra mitad salga a su encuentro, Tercero, espera tranquilamente el ataque del ejercito moro, retrocede y se repliega hasta las puertas de Valencia, Cuarto, ordena que el ejercito que está acechando en retaguardia mora, ataque sin piedad el campamento moro que se encuentra desguarnecido, esto provoca que el ejercito moro crea que quienes les estan realmente atacando son los ejercitos de Pedro I y Alfonso VI, por lo que huyen despavoridos.
El Cid ahora se dedica a perseguir las huestes moras, conquistando los castillos de Serra y Olocau, donde recupera la mitad del tesoro de Alcadir.
Cuando el rey Alfonso llega en presencia de El Cid, todo había terminado. Aún así, Rodrigo da al rey parte del botín recuperado.
Pero quedaban cosas por resolver.
El Cid había hecho jurar a Ben Yahyaf, cuando le impuso como cadí, que no tendría nunca en su poder el tesoro de Alcadir. Rodrigo tenía que solucionar a toda costa sus problemas políticos y sobretodo esclarecer el asesinato de su amigo Alcadir.
Ordena encarcelar a Ben Yahyaf pese a la protesta de muchos musulmanes y asigna como nuevo cadí a Al Vacaxí, propuesto por la nobleza musulmana.
Se encuentran entonces en poder de Ben Yahyaf los tesoros que portaba Alcadir en el momento de ser asesinado. El nuevo cadí decreta la muerte de Ben Yahyaf a la manera musulmana, es decir, apedreados, sin embargo Rodrigo manda que sea quemado. Ei cambio de sentencia provocó grandes disturbios en la ciudad que el propio Cid y sus soldados se vieron obligados a controlar, siendo espulsados de la ciudad muchos moros rebeldes.
El Cid reafirma su señorio en Valencia pero tiene la grandeza de colocar por encima de él a su señor el rey Alfonso VI.
El Cid es ahora Capitán de Castilla, por lo que sus conquistas, pese a su autonomía, son además castellanas.
En el año 1096, en represalia por los disturbios moros de la ciudad, cristianiza la Mezquita.
El 4 de junio de 1094, mientras sitía Huesca, muere el rey de Aragón, Sancho Ramirez. Le sucede su hijo Pedro I que continua con su asedio firmando antes con El Cid su beneplacito. Mostain, rey de Zaragoza, se alía con García Ordoñez e intenta derrotar a Pedro I, pero sucumben ambos y el rey de Aragón, toma Huesca. Esto granjea una alianza entre Pedro y Rodrigo.
Por eso, cuando El Cid recibe noticias de una nueva invasión mora desde Africa, Rodrigo solicita la ayuda de Pedro I que junto con su hermano Alfonso. Juntos llegan hasta Peña Cadiella sin problemas, pero al llegar a Bairen, los moros se habían fortificado a un lado, mientras al otro estaba el mar plagado de barcos almorávides que les lanzan una lluvia de saetas.
Es el propio Cid, quien ante el desconcierto de sus tropas, se lanza contra su enemigo, esto anima a su ejercito que se unen ferozmente a el, derrotando a las tropas almorávides y consiguiendo un importante botín.
Nada mas llegar a Valencia, Pedro I recibe noticias de que el castillo de Montornés le había negado obediencia. El rey aragonés decide ir a castigarlo y El Cid parte junto a él, lo que originó una imperecedera amistad entre ambos guerreros.
El 15 de agosto de 1097 es una fecha trágica para El Cid. El rey Alfonso VI sufre una amarga derrota en Consuegra, fruto de la cual, muere su hijo Diego. El Cid llora la muerte de su hijo, cuando recibe noticias de que Alvar Fañez, capitán castellano, también es derrotado en Cuenca por las tropas del rey de Murcia, Ben Ayixa.
El Cid decide entonces regresar a Valencia, pero de camino, al pasar junto a Sagunto, decide sitiarla. Da un plazo a los moros de un mes para pedir ayuda. Éstos la solicitan a Alfonso VI, a Mostain, rey de Zaragoza, al rey de Albarracín y al Conde de Barcelona. Nadie acude en su ayuda. Tan sólo el Conde de Barcelona, Ramón III acampa cerca de Oropesa. El Cid hace correr la voz de que sus tropas van hacia allí y los catalanes huyen despavoridos, ganando la batalla. El Cid amplia el plazo para los moros y como nadie acude en su ayuda, toma la ciudad el día 24 de junio, expulsando a los moros rebeldes de la misma.
El Cid era ahora todopoderoso en Levante, por lo que decide nombrar un Obispo en Valencia, ya que desde el asesinato de Alcadir, la plaza no lo tenía. Para ello dota a la Iglesia de Santa María, antigüa Mezquita Principal y nombra Obispo a Don Jerónimo.
Nadie cuestiona ahora el señorio de El Cid sobre el Levante.
En ese instante, El Cid tiene ya mas de 50 años, es un anciano. Finalmente, aunque no se le reconocen enfermedades, muere el día 10 de julio de 1099.
Según las concesiones otorgadas por el rey Alfonso VI, todas las pertenencias de El Cid pasarían a sus herederos. Sin embargo, su único hijo, Diego, había muerto en batalla, lo que hace que su esposa Jimena gobierne Valencia.
Una de las hijas de El Cid, María, se casa con uno de los condes de Barcelona, Ramón Berenguer III, como clara alianza en defensa del reino.
Enterado Ben Yussuf de la muerte de Rodrigo, envia sus tropas comandadas por el general Mazdalí, a la conquita de Valencia. Sin embargo se encuentran con la feroz oposición de Jimena y sus tropas, que resisten el asedio moro durante siete meses, tiempo que tardan las tropas de Alfonso VI en llegar a la ciudad. Los moros huyen y se hacen fuertes en Cullera. El rey Alfonso VI decide entonces encontrar un caballero que ayude y proteja a Jimena del empuje de los moros. Pasado un mes y viendo Jimena que no había caballero capaz de ayudarla, decide abandonar el señorio y trasladar el cadaver de El Cid para enterrarlo en Cardeña.
Alfonso VI, siguiendo la tradición, incendia y destruye Valencia, momento en el que las tropas de Mazdalí deciden ocupar sus ruinas.
De las hijas del Cid nació García Ramirez, rey navarro. El nieto de El Cid, llamado García Ramirez, tuvo un hijo varon, Sancho IV, el sabio y una hija que se desposó con Sancho III de Castilla, de cuya unión nació Alfonso VIII. A éste le sucedió Enrique I que murió tempranamente al caer sobre él una teja del Papacio Episcopal de Palencia mientras jugaba con otros niños. Esto puso el reino en favor de Doña Berenguela, su hermana y por lo tanto tambien descendiente de El Cid, esposa de Alfonso IX de León, que renunció al trono en favor de su hijo Fernando III, El Santo a quien sucedería a su muerte Alfonso X El Sabio. Fallecido éste, hereda la corona Sancho IV casado con Maria de Molina que engendraron al rey Fernando IV, padre de Alfonso XI El Justiciero, sucedido por Pedro I El Cruel, quien fue apodado así por la nobleza, vilipendiada en favor de ls gentes del pueblo que sin embargo le llamaron El Justiciero. Una vez fallecido, le sucedió en el trono de Castilla, Enrique II, el primer Trástamara que asesinó a su hermano Pedro I tomando el poder. A éste le sucedió Juan I que murió al caerse del caballo en una demostración hípica. Sucedido por su hijo Enrique III El Doliente y primer Principe de Asturias fallecido en Toledo en 1406. A su muerte, le sucede Juan II y a la muerte de éste, toma el reinado de Castilla Enrique IV conocido vulgarmente como El Impotente. Nombró a su hermano Alfonso como legítimo heredero al trono, pero al morir éste, firma con su hermanastra Isable, el Tratado de los Toros de Guisando, según el cual la nombra heredera, dejando a su hija Juana, la Beltraneja, fuera de la sucesión. Sin embargo, al morir, juró que Juana era su hija legítima y la nombraba heredera, lo que provocó una guerra civil en Castilla. El día 1 de marzo de 1475 los partidarios de Isable derrotan a los de Juana en la famosa batalla de Toro quedando inmediatamente Isabel como reina de Castilla. Reino como Isabel I, tambien conocida como Isabel la Católica. Por sus venas corría la sangre de Mio Cid Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar.
Dedicado a Pelayo y Rodrigo sobrinos de Romeo, quien me animó a hacer este trabajo.
6 comentarios:
Me ha encantado esta historia. Sólo por curiosidad: ¿la fuente en la que la has basado es esa biografía del Cid que citas, "Historia Roderici"? Realmente me gusta mucho la Historia y quisiera leer más sobre el tema.
Saludos.
Pues si, mi querida amiga, casi todo está basado en la Roderici. He obviado por completo el Cantar del Mio Cid, porque pese a ser muy hermoso no es históricamente cierto lo que se cuenta en él. Por eso, habrás observado que en ningún momento hablo de la jura que El Cid obligó a hacer en Santa Gadea al rey Alfonso. Simplemente eso nunca existió.
Sobre los antecedentes del Cid, me he documentado en mis libros de Historia, de cuando me hablaban de los jueces de Castilla.
Sobre la genealogía de El Cid, aunque te parezca imposible (a mi también me lo parece), me la se de memoria...
Wow! Es impresionante, mis sobrinos te lo agrdecerán en cuanto sepan leer, jeje, pero bueno yorespondo por ellos, muchas gracias Rafa.
El Cid, es y será un héroe español, muchos debieran parecerse un poco más a él y así no iríamos como vamos...
Fijate que dudo que Pepiño sepa quien era el Cid, jeje.
Un Abrazo
Pepiño cree que El Cid es un personaje de Final Fantasy VII. Él solo tiene un heroe, que es quien le da de comer, ¿que sería de Pepiño sin la custodia de Zapatero?
Es una muy buena pregunta y el acicate para escribir un buen post... jeje
Rafael me has dejado pasmado. Me has transportado durante unos minutos a cabalgar con El Cid. Tenía yo que acabar un trabajo importante, y joder, me has sacado del mismo hasta acabar tu narración. Te felicito, me ha encantado.
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